Este acto no deja de ser algo muy especial para todos, alumnos que llegaron, en muchos casos con 2 o 3 años y que ahora dejan el colegio 13 años después, para todos sus profesores que les conocieron cuando no eran más que unos pequeñajos y les fueron viendo crecer, acompañándoles, guiándoles y por supuesto enseñándoles, y también para las familias que han visto a sus hijos crecer en compañía de sus amigos, mientras poco a poco iban aprendiendo no sólo culturalmente sino también como personas.
Como dice David Mingo en la página del colegio, y todos nos unimos a ese deseo:
... esperamos que el acto salga a la perfección, y deseamos a todos los alumnos que terminan una etapa, lo mejor en sus vidas, y en sus estudios, a la vez que les pedimos que lleven con orgullo y cariño el nombre del colegio en el que han convivido, aprendido, y se han formado como personas, durante tantos años.
Mucha suerte para todos ellos en su futuro.
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