El diario El País publicaba ayer un artículo en el que decía que la Federación Andaluza de Libreros acusaba de deslealtad a los colegios concertados y privados.
Según la noticia, La Federación Andaluza de Libreros sostenía que las ordenes religiosas de las que dependen estos colegios realizan los pedidos de libros a las editoriales para todos sus centros con lo que consiguen unos mayores descuentos por parte de las editoriales.
El presidente de esta asociación, Juan Manuel Cruz, declaraba que esto supone una merma muy importante para las librerías y que incluso es una práctica que roza la ilegalidad, ya que estos colegios no declaran por estos ingresos, ni pagan el IVA ni el resto de impuestos.
“A nosotros se nos exige el pago de impuestos, de IBI, de alta como autónomos, de apertura en horario comercial (...) y a nada de eso están sujetos estos centros porque, para disimular estas ventas, lo incluyen dentro de la cuota genérica que pagan los padres por material escolar”, detalla Cruz.
Por su parte, el presidente de la Confederación Católica de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa) en Andalucía, Francisco Beltrami, afirmó que la venta de libros en los colegios concertados es “absolutamente legal” y que, por otro lado, no tienen “constancia de que la lleven a cabo todos los colegios, ni que de forma general las órdenes religiosas encarguen los libros para abaratar los costes”.
Beltrami sostuvo que la práctica de acudir directamente a las editoriales la realizan tanto los colegios concertados como los colegios públicos. El presidente de Concapa instó a los libreros a “que lo denuncien” si lo consideran ilegal.
No es la primera vez, ni será la última, en que los libreros denuncian este tipo de prácticas que cada vez se van imponiendo más. De hecho suele ser también habitual escuchar sus quejas porque muchas papelerías -que no venden un sólo libro el resto del año- también entran en el negocio cuando llega la época de la vuelta al cole.
En cualquier caso desde el gremio de las librerías las quejas son continuas, en Madrid también se quejaban el mes pasado de que el fin de las ayudas a los libros de texto podían suponer su desaparición. Dejando de lado lo aparatoso del titular, lo cierto es que en los últimos años las librerías están sufriendo y mucho con la venta de los libros de texto, primero fueron los hipermercados y grandes superficies, después los propios colegios, ahora la llegada de gigantes como Amazon y mañana será la desaparición del libro por la imposición de los libros electrónicos, y es que no debemos olvidar que el libro de texto se está convirtiendo, si no lo es ya, en un producto anacrónico y fuera de nuestro tiempo, les guste o no a los libreros y a las editoriales.
Relacionado con el asunto, la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ha publicado recientemente un artículo en el que intenta responder a la pregunta de ¿dónde comprar los libros de texto?
Sería interesante realizar un estudio a toro pasado de dónde resulta mejor comprar los libros de texto aunque evidentemente no se puede cuantificar todo en el precio porque hay muchos más factores que nos pueden decidir por uno u otro camino, como pueden ser la comodidad, el tiempo empleado, las facilidades de pago, etc.
Los hipermercados y grandes superficies suelen jugar con ofertas en las que tras la compra se acumula dinero o puntos para poder adquirir otros productos del mismo hipermercado. En caso de ser asiduos a este tipo de comercio muy posiblemente merezca la pena.
Los colegios que ofertan este servicio a las familias ofrecen por encima de todo comodidad, se evitan problemas y errores con los libros -de los que luego librerías e hipermercados se suelen desentender-, , y además es una forma de colaborar con su financiación en unos momentos en los que toda ayuda parece ser poca.
¿Y las familias, qué? Pues en estos tiempos la economía juega un papel fundamental y ese suele ser el primer aspecto a tener en cuenta. Las familias buscamos encontrar esos libros al menor precio posible y toda competencia que surja en ese aspecto puede resultar positiva, si entran más actores en juego y eso repercute en un ahorro, por mínimo que sea, no se debe desaprovechar. Es verdad que se puede objetar que se pierden librerías, pero hace años también cerraron los videoclubs, o las tiendas de discos y mientras han surgido negocios que siguen vendiendo música o películas, pero adaptados a los nuevos tiempos. Antes los libros se escribían a mano, hoy empiezan a publicarse bajo demanda.
Desde las Asociaciones de Padres se lucha por la racionalización de contenidos y del coste de estos manuales. Eso es lo que está en nuestra mano y lo que podemos hacer.
Supongo que suena utópico, pero ¿no sería posible que igual que este verano ha hecho el colegio ofreciendo a sus alumnos de secundaria material de trabajo y estudio se pudiera hacer algo parecido durante el curso? Seguramente sí, pero eso ni interesará a editoriales, ni a libreros...
El ahorro es mínimo por comprarlos en el AMPA y además los precios vienen fijados desde el Gobierno. Si el libro está acabado en sí, que sea el propio consumo el que lo desheche, no una competencia desleal de un grupo de usuarios que adquieren una "licencia de librero" cuando no cumplen ningún otro requisito. ¿Pueden comprar zapatos o fruta desde el colegio, y así hacer competencia a los supermercados directamente entonces? Por supuesto que no, es un sucio juego al que no deberían entrar usuarios ni editoriales.
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